Si hablamos de tipos de uva a la hora de elaborar un vino, no es de extrañar que casi siempre nos venga a la mente la variedad tempranillo; a fin de cuentas es la segunda con mayor presencia en nuestro país después de la airén.
Asimismo, la tempranillo no solo es la uva principal de Ribera del Duero, sino que está autorizada en numerosas Denominaciones de Origen. Es más, en muchas de ellas tiene preferencia debido a la variedad de producciones que ofrece al consumidor. Tanto es así que de la tempranillo surgen los principales vinos de España, siendo también cultivada en otros países como Francia, Portugal, Australia, Argentina y Estados Unidos.
Su nombre resulta bastante revelador si se tiene en cuenta que proviene de la pronta maduración de la baya por las condiciones climáticas en las zonas cultivadas.
Entrando de lleno en qué caracteriza a este tipo de uva, hemos de destacar los siguientes elementos. De este modo comprenderemos mejor la materia prima con la que se trabaja en una D.O. como Ribera del Duero.
Aunque dentro de esta Denominación de Origen pueden crearse vinos con otras variedades, la uva tempranillo, también conocida como tinta del país, ull de llebre, vid de aranda, tinta de Toro, cencibel o tinto fino, es la principal. De hecho, hasta el 90% de los vinos Ribera del Duero se elaboran con ella.
Según el Consejo Regulador de la Ribera del Duero, para que un vino sea considerado de denominación de origen, al menos el 75% de su variedad ha de ser uva tempranillo, merlot, malbec, cabernet sauvignon y, en menor cantidad, garnacha y albillo, que pueden ser complementarias.
No obstante, la calidad la suele conferir la tierra donde nace. Un buen ejemplo de ello son las viñas de Protos, de donde surgen las uvas que darán como resultado excelentes vinos como el Protos Roble, Protos Rosado, Protos Crianza, Protos Selección “Finca El Grajo Viejo” y Protos Reserva, entre otros, todos ellos elaborados al 100% con uva tempranillo.
Entre las características diferenciadoras de los vinos elaborados con variedad tempranillo hay que señalar su fino aroma y sabor. Es más, en su estado óptimo de recolección esta uva ofrece vinos frescos y secos al paladar.
A esto hay que añadir que su graduación no suele bajar del 13%, con acidez media, mientras que el color oscila entre el púrpura y el granate, con tonalidades naranjas, malvas y canelas.
En cuanto al maridaje, el vino tempranillo puede acompañarse con embutidos, quesos de todo tipo, arroces, pescados, guisos y cordero al horno.
Un comentario
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