El verano invita a disfrutar de bebidas más fresquitas. Es, sin duda, la época en la que los vinos blancos y rosados tienen más protagonismo. Son los reyes de esta época estival, y merecen brillar más que nunca…
El verano nos pide vinos ligeros, con una buena acidez y con graduaciones alcohólicas más bajas. En definitiva, buscamos vinos que nos aporten sabor y que a su vez, nos resulten refrescantes y no muy suntuosos.
Para sacar el mayor partido a los vinos blancos y rosados, además de tener en cuenta la ligereza, la acidez y la graduación alcohólica, sin duda hay que destacar su temperatura.
Los vinos blancos y rosados se deben tomar a una temperatura adecuada. En el caso de los blancos, la temperatura ideal es de 6-7º y en el de los rosados, la temperatura puede ser un poquito mayor de 8-9º.
Una vez que nos servimos el vino en nuestra copa, y vamos a consumirlo, lo ideal es echarnos poquito e ir rellenando la copa. Tener una cubitera a mano con suficiente hielo nos ayudará a mantener y seguir enfriando el vino, e ir sirviéndonos a medida que nos apetezca y todo, sin perder ninguna de las cualidades del vino.
Está completamente prohibido enfriar el vino echando un hielo a la copa ya que de esta manera, sí, obtendremos que el vino se enfríe, pero sus características organolépticas se echarán a perder y para ello, es mejor pedirse otro tipo de bebidas, que sí admiten el uso de hielo.
Hablamos de vinos blancos y vinos rosados, pero el verano, también es una buena temporada para degustar vinos tintos jóvenes ya que aportan matices más suaves y afrutados, y son muy agradables al paladar.
Comenzamos con dos vinos blancos: Protos Verdejo y Protos Verdejo Reserva.
Es un vino seco, con una entrada que sorprende por unir la frescura y acidez natural moderada y equilibrada con la redondez, cuerpo y estructura que aporta la crianza sobre lías finas.
Ligeramente amargo, característico del Verdejo y con una larga persistencia que deja un grato recuerdo del vino en la boca.
Ideal para combinar con pescados blancos, atún, sushi, arroces con mariscos, paella, pasta, comida asiática, pollo, quesos frescos o azules.
Es un vino seco, graso, con volumen y estructura, que conserva al mismo tiempo frescura gracias a su buena acidez. Largo, expresivo y persistente.
Marida a la perfección con pescados en salsas cremosas, mariscos, pasta, pollo o ternera con salsas a base de crema. Acompaña perfectamente el foie gras.
Es el vino perfecto para aquellos que buscan un vino más estructurado y suntuoso y con frescura a su vez.
En la gama de vinos rosados, destacamos Aire de Protos y Protos Clarete.
Es fresco y sedoso, su elegante acidez se equilibra con un complejo recuerdo frutal, y cierta untuosidad debido a la crianza sobre lías. Muy agradable de beber.
Combínalo con comidas ligeras como ensaladas y gazpacho, platos asiáticos (sushi, dim sum, rollos vietnamitas) comidas árabes (cuscús, mezze humus), también excelente con atún, anchoas, langostinos, risotto y pasta.
Es un vino muy goloso. Tiene un gran equilibrio, una entrada muy fresca con un final frutal y persistente que nos deja recuerdos de frutos rojos. Con mucha intensidad de sabor, muy directo y fácil de disfrutar.
Para disfrutar al máximo, lígalo con pescados azules, arroces orientales (Biryani, Yangzhou, Hokkien), curris, carnes blancas, quesos suaves.
Y por último, te recomendamos un tinto con un poco de madera, como es:
Forma parte de la gama de vinos ecológicos de la bodega y es un vino bien estructurado, sabroso, equilibrado, con taninos suaves muy agradables y con un final muy largo afrutado con toques tostados.
Forma el matrimonio perfecto con asados, embutidos, vegetales en tempura, pavo, estofados ligeros, quesos jóvenes…