Seguro, que más de una vez, en una quedada con amigos o familia, te has visto reflejado en esta situación:
Alguien propone un brindis, todos alzan la copa, y de golpe, alguien dice aquello de “antes de brindar hay que mirarse a los ojos”, otro dice, “y coged la copa con la mano izquierda”, otro “después, tenemos que apoyarla en la mesa antes de beber”…
Y, así, lo que comenzó siendo un brindis corto por celebrar la vida, el éxito de alguien, esa reunión de seres queridos… termina siendo un brindis-ginkana, en el que solo nos falta que alguien sugiera que tenemos que hacerlo todo a la vez y a la pata coja, y … lo hagamos… y todo por esquivar la mala suerte.
Pues bien, todo esto se considera un ritual, y, de esto, precisamente, vamos a hablar en este post. De esas supersticiones, creencias y ceremonias que giran en torno al vino.
Una de las creencias más extendidas en el mundo.
Dicen que quien no mira a los ojos, tendrá siete años de mal sexo. Sin embargo, la tradición nada tiene que ver con esto.
En realidad, su significado viene de tener bien vigilado al que tenemos en frente ya que, antiguamente, al chocar las copas, el vino se derramaba en ellas, y, de esta forma, se cercioraban de que ninguna copa estuviera envenenada.
Parece ser que todo lo que sea derramar o verter algo, en una mesa, es fruto de mala suerte. Lo tenemos con la sal y también, con el vino.
Esta tradición viene desde la religión cristiana, basada en la creencia de que el vino es la sangre de Cristo. Si cuando se nos cae sal en la mesa, la gente tira a izquierda y derecha por encima de su hombro, un poquito de sal. En el caso del vino, la gente se santigua (hace la señal de la cruz).
Curiosamente, con los años, aquello que se consideraba presagio de mala suerte, resultó ser todo lo contrario. Cuando alguien derramaba vino en la mesa, la gente se mojaba las yemas de los dedos y se tocaba la frente, mientras gritaba “alegría, alegría”.
Es decir, la mala suerte pasó a ser un signo de buena suerte… Paradojas de la vida…
¡Ay, a quién se le ocurra brindar con agua! Aquí, tienes la mala suerte asegurada. Esta creencia nos llega de la cultura de la antigua Grecia y el inframundo de Hades.
Esta tradición junto con la de mirar a los ojos es una de las más consolidadas en el acervo popular. Viene de la época romana y según dicen los expertos, hay que alzar la mano izquierda porque es la que está más cerca del corazón.
Una narración babilónica del III milenio A.C reseña que cuando se construía un barco, los egipcios, griegos y romanos invocaban a sus dioses para proteger a la gente del mar.
Por ejemplo, en la Antigua Grecia, los griegos adornaban sus cabezas con ramas de olivo y bebían vino venerando a sus dioses, y vertían el vino en el nuevo barco, bendiciéndolo.
En la tradición juedocristiana se usaba el vino y agua para implorar a Dios y pedir que les protegiera.
Actualmente, el bautizo de los barcos se realiza con vinos espumosos.
¿Por qué lo llamamos así?. Pues sí, por el vino, en este caso el vino de miel. Esta tradición viene de la antigua Babilonia (2.000A.C). Se dice que el padre de la novia obsequiaba a su yerno con aquamiel, un vino de miel que se elaboraba en sus bodegas o quien pudiera beberlo. Los babilonios se regían por el calendario lunar, con lo cual, mes lunar, mes de la miel.
Si hablamos de luna de miel, no podíamos dejar de hablar de bodas
En este sentido, es muy posible que, cada país tenga su propia tradición. Todo con un único fin: conservar el amor de los enamorados.
Aquí, te vamos a reseñar uno, que nos parece particularmente, muy bonito.
Comenzamos con el rito de la caja de vino, que se ha puesto muy de moda en las bodas civiles.
Consiste en escoger una botella de vino (en su caja de madera o estuche) y unas cartas. En cada carta, cada miembro de la pareja escribirá los motivos por los que se casa, así como lo que más le gusta de esa persona. Estas cartas se introducen en la caja de vino y la pareja hará esa ofrenda durante la ceremonia.
Al pasar cinco años de casados, es el momento en que la pareja abrirá las cartas y las leerá. De esta forma, si el matrimonio está pasando una mala época, leer lo que su pareja pensó en su día, le hará recordar todo el amor que su pareja sintió ese día y que le llevó a casarse.
En el caso de estar felices, lo que hará es verificar que sigue sintiendo y pensando lo mismo que el día de la boda.
El ritual de la caja comenzó siendo para ceremonias civiles, pero aquellos que se casen por la iglesia, también, pueden realizar este ritual por su cuenta.