En este blog, te proponemos de vez en cuando, algunos maridajes… pero hoy, queremos hablarte, precisamente, de esos alimentos que no casan con el vino y que pueden resultarte desagradables al paladar.
Toma nota y no dejes que una mala combinación te estropee un gran momento.
Comenzamos con el vinagre. El problema es su acidez, que no casa bien con el vino. Muchas comidas contienen vinagretas fuertes que anulan completamente el sabor del vino.
Aunque son muy buenas para la salud, en el vino genera un efecto bastante malo. Su sabor metálico no es precisamente el mejor aliado del vino.
Cualquier comida que contenga picante, matará los aromas y el sabor del vino.
El apio tiene un sabor amargo que no marida precisamente bien con el vino.
Esta hierba, básicamente lo que hace es que los aromas frutales de algunos vinos tintos no se perciban.
Con el ajo es mejor pecar de menos que de más, ya que si echamos mucho en nuestros platos lo que hará será anular los aromas del vino.
Contiene un componente químico, la cinarina, que es la causante de que a muchas personas les quede un sabor a metálico que no es muy agradable, con lo cual la mezcla con el vino hace que su sabor se pierda.
Todos aquellos alimentos que se han sometido al humo, básicamente lo que hacen es destrozar el vino.
Con los berros, lo que ocurre es que el ácido fórmico que contiene mata a los taninos del propio vino.
Un manjar delicioso pero que no logra combinar bien con el vino.
Al igual que con las alcachofas, los espárragos, espinacas y acelgas tienen un componente químico muy similar a la cinarina y aunque no estropeen de todo el vino, si que hay que tener mucho cuidado con cómo se marida.
Hablamos del huevo cocido que en la boca congestiona y adormece a las papilas gustativas, y de esta forma es imposible poder degustar bien el vino.
Cabe decir, que aunque con estos alimentos el vino no es el mejor aliado, sí que hay algunos de ellos, que pueden permitirse algún tipo de vino como, por ejemplo, blancos aromáticos en ahumados; blanco con comidas picantes; algún rosado en el caso de las anchoas o blanco con madera en el caso del hinojo.