El primer lunes del mes de octubre se celebra el Día Mundial de la Arquitectura. Celebrar este día fue decisión de la Unión Internacional de Arquitectos y cada año cuenta con un tema diferente para festejar.
Este 2024, el lema es “empoderar a la próxima generación para que participe en el diseño urbano” y tiene como fin destacar la labor de los jóvenes arquitectos en el diseño, creación y transformación de las ciudades.
Desde Protos queremos sumarnos a este día, con un especial homenaje al arquitecto y creador de nuestra bodega, Sir Richard Rogers, fallecido en 2021, que dejó un gran legado de obras muy importantes alrededor de todo el mundo.
Ganador del premio Pritzker en 2007, el arquitecto italo-británico fue heredero directo de la arquitectura inglesa del siglo XIX y uno de los precursores del movimiento arquitectónico surgido en los años 70, el famoso «high tech».
Este movimiento consistía en incorporar materiales industriales y tecnológicos a todo tipo de construcciones.
Además, Rogers utilizaba otra clase de elementos como la madera, un pilar fundamental en la construcción de la nueva bodega de Protos.
Nació en 1933 en Florencia (Italia), su sentido de la estética decía que era por su madre, quien era una gran apasionada del mundo del arte, así como de la literatura.
Hijo de padres angloitalianos, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, toda la familia se trasladó a Inglaterra. Richard Rogers pasó entonces, de vivir de una manera acomodada a vivir en la pobreza.
Su niñez estuvo marcada por la dislexia, sus compañeros no le aceptaban y eso hizo que tuviera una infancia difícil. No aprendió a leer hasta la edad de 11 años, ya fue en la edad adulta cuando a Rogers le diagnosticaron que tenía dislexia.
Richard se diplomó en arquitectura en la Architectural Association de Londres (1954-1959), y en 1962 obtuvo una beca por la Universidad de Yale. Es aquí donde conocería a Norman Foster y donde se hicieron amigos.
En 1963, él y su esposa, Sue Brumwell se asocian con el matrimonio formado por Norman y Wendy Foster, creando el estudio TEAM4. Aunque tuvieron una gran acogida, la empresa termina por disolverse en el año 1968.
Entre las obras más significativas de Sir Richard Rogers destacan:
Y no podemos olvidarnos, de la Terminal 4 del Aeropuerto Adolfo Suárez – Madrid Barajas, construida en acero y madera, y compuesta por tres edificios: la terminal, satélite y el aparcamiento.
Las magníficas instalaciones fueron diseñadas por el prestigioso estudio de arquitectura Rogers Stirk Habour + Partners liderado por Richard Rogers, con la colaboración del bufete catalán Alonso Balaguer y Arquitectos Asociados. Se incorporaron 20.000m2 más de superficie con los mejores servicios.
La bodega de crianza ya existente está unida a la nueva, mediante una galería subterránea de más de 2km, que se encuentra ubicada debajo del Castillo de Peñafiel.
El nuevo edificio se asienta sobre el zócalo triangular que ocupa la totalidad del solar. Las cinco bóvedas parabólicas entrelazadas que descansan sobre grandes arcos de madera laminada se han revestido de piezas cerámicas de gran formato para crear una estructura articulada ligera.
Su cubierta en cinco construcciones de distintos tamaños, se convierten en una auténtica seña de identidad del edificio cuando se contempla desde el exterior.
Toma la forma de estas piezas inconfundibles, además de su mismo material. Al fin y al cabo, la arcilla es el mejor aislante natural ante el frío y el calor. ¿por qué no continuar utilizándolo como lo hacían los antepasados de los actuales moradores del lugar?
Este original homenaje a la tradición reinterpreta el modelo de construcción que seguían siglos atrás las bodegas de la comarca.
Esta forma modular rompe el volumen y escala global del edificio, creando una estructura que está en sintonía con los edificios adyacentes, el paisaje circundante e imita a barricas que nacen de la tierra.
La nueva bodega rinde tributo actualizándolo, aunque sin renunciar a otros de sus elementos clave, como la madera y la piedra. Su interior se divide en dos niveles. El primero, que se sitúa bajo el suelo, funciona como bodega; mientras que el otro, semi enterrado, se destina a la elaboración de los famosos vinos.
El ambiente fresco necesario para almacenar el vino se crea mediante el uso eficaz de la masa térmica del subsuelo.
La fachada sur está protegida por un saliente de nueve metros de la cubierta que genera un espacio protegido para la selección de la uva durante la vendimia
Las fachadas este y oeste son sólidas en su sección inferior y están formadas por paneles con un alto nivel de aislamiento y una capa ventilada exterior de tubos de aluminio horizontales.
Un sistema mixto de aire aprovecha el clima continental, con altas temperaturas de día y bajas de noche, y permite su refrigeración de forma natural por la noche.
El inmueble fue distinguido con el premio Civic Trust Awards 2010, por ser uno de los mejores diseños concebidos desde los más diversos puntos de vista.
En cuanto a sus bodegas de crianza, estas dan lugar a cerca de 2.5 kilómetros de túneles trazados bajo el Castillo de Peñafiel, una fortificación que data del siglo XV y que fue declarada Monumento Nacional en 1917.
Cuenta con dos bodegas más semi enterradas y barricas bordelesas de hasta cuatro años de edad. El 60% de esas barricas son francesas y el 40% restante, americanas.