No es lo mismo continente que contenido, como muchas veces nos dijo nuestro profesor de física en el colegio.
En el mundo del vino no sólo no es lo mismo, sino que el uno depende del otro y el otro del uno, otorgando a ambos una importancia capital para una buena degustación en una experiencia completa.
Si eres de los que en casa sólo tienes 6 copas de vino y todas iguales, o peor aún, si no tienes copas y bebes el vino en vaso… ¡Esto te interesa!
Para gustos los colores, vamos a partir desde ahí.
Aunque como en todo, hay ciertas leyes escritas o no escritas sobre cómo se puede degustar bien un vino. Estas leyes tienen sus porqués y fueron ideadas por los que más saben de éstos, así que ¡mejor conviene escucharlos!
Copas hay casi tantas como vinos y aquí, vamos a ver las principales y para qué vinos se recomiendan.
Para empezar, es importante conocer los aspectos clave de una copa, así podremos distinguir mejor un recipiente de otro y elegir bien la copa que el vino que queramos tomar requiere.
La copa está formada por pie, tallo y cáliz (o cuerpo) y su material es el cristal.
Las distintas combinaciones de finura, espacio entre pie y cáliz, capacidad del propio cáliz u otros factores determinarán qué recipiente casa mejor con cada vino.
Diferenciando entre tres tipos de vino, podemos hablar de:
Suelen ser copas grandes, con espacio para que el vino entre en contacto con el oxígeno y permita airearse.
Encontramos copas Burdeos, Borgoña, Pinot Noir o Cabernet Sauvignon y en ellas, podremos degustar vinos como el Protos ‘27, o el Protos Crianza.
Para vinos como el Protos Verdejo o el Verdejo Ecológico usaremos copas más rectas y altas, lo que dirigirá el fluido a los lados de la lengua y así identificar mejor sus matices.
Las dos principales copas para estos tipos de vino son la copa tulipán y la chardonnay.
Las copas para vino rosados o los tintos más jóvenes exigen copas con mayor amplitud en la parte central del cáliz, con más forma de rombo, permitiendo un mayor baile dejando escapar su aroma y frescor.
Un Aire de Protos o un Protos Clarete en una copa de este tipo es todo un deleite para los sentidos.
Así que no olvides lo que decía tu profe de Física, el continente no es lo mismo que el contenido, y en el mundo del vino, conocer muy bien tanto el continente como el contenido va a ser vital para sacar el mejor partido a los muchos y buenos vinos de nuestro país.