El tapón de corcho es en gran parte el responsable de la conservación del vino.
Desde el momento que se embotella, hasta el momento en el cual descorchamos la botella para disfrutar de nuestros caldos preferidos.
Pero ¿qué hay detrás de cada tapón de Corcho?
El corcho se obtiene de la corteza de un árbol de la familia de los robles llamado Quercus Suber.
Este árbol crece únicamente en la vertiente mediterránea y con especial intensidad en España y Portugal.
La corteza del alcornoque se extrae cada 10 años, sin dañar, ni hacer sufrir al árbol, quien regenera su corteza y pasados diez años estará lista para una nueva extracción.
En primer lugar se lleva a cabo la extracción de la corteza, que se realiza, únicamente, de mayo a agosto.
Es precisamente esta época porque es cuando la sabia está circulando desde la raíces hacia las hojas.
Esta corteza deberá reposar mínimo nueve meses en unas condiciones reguladas, hasta que se pueda empezar a manipular.
La corteza se hierve, se clasifica según espesor y calidad visual (poros o lenticelas), A más lenticelas menor valor económico tiene el corcho.
Pasadas estas dos etapas, se procede a troquelar o perforar las planchas de corcho para obtener los tapones.
Esta operación se realiza de forma automática con una gubia con forma de cilindro.
Una vez tenemos los tapones cilíndricos y rectificados, se vuelven a clasificar en función de los poros o lenticelas,
Cuantos menos defectos visuales mayor valor económico tiene el tapón.
En MASILVA, empresa dedicada a la producción de tapones técnicos de corcho, aplican la tecnología más avanzada para que las bodegas obtengan los mejores tapones para sus vinos.
Entre otros avances tienen patentados sistemas como DYNAVOX®, MASZONE®, SARA ADVANCED® y NEOTech®.
Estos procesos tecnológicos sirven para reducir los aromas no deseados en el corcho y preservar los vinos en perfecto estado hasta el momento de su descorche.
El Sistema OnebyOnetm patentado por MASILVA en el que analizan tapón a tapón para garantizar que ningún tapón tenga un desvío organoléptico causado por el compuesto Tricloroanisol (TCA).
El origen de su uso se remonta a las ánforas griegas, pero sólo será en el siglo XVII cuando se extienda su utilización, lo cual permitió la comercialización a larga distancia del vino.
Actualmente, el tapón de corcho aporta a las bodegas y al vino varios factores diferenciadores.
Es un cierre natural, ecológico y renovable, respetuoso con el medio ambiente, que ayuda a mantener un ecosistema único, y muy nuestro, porque sólo se da en la vertiente mediterránea.
La simplicidad es uno de los grandes aliados del tapón de cocho, tanto para las bodegas como para el consumidor final.
La conservación y evolución del vino es óptima, permitiendo la micro-oxigenación que requieren los grandes vinos para su envejecimiento en botella.
Respeta la tipicidad de cada variedad y de cada añada, no todos los cierres permiten la crianza en botella y acaban homogenizando todos los vinos con la consabida pérdida de calidad final.
No añade ningún elemento extraño al vino como elastómeros ni polímeros.
El tapón es un material natural no ajeno a la elaboración de los vinos ya que es de la familia del roble.
Un buen tapón de corcho es sinónimo de calidad en un vino, de romanticismo, de misticismo y de magia que se despierta en el sonido del descorche de esa gran botella.
Nadie entendería un gran vino, sin un cierre natural y más respetuoso que el tapón de corcho.