Hoy, vamos a hablar en esta nueva entrada, sobre la mitología griega. Seguramente, hayas oído hablar de Dioniso, también conocido como Baco, uno de los dioses del olimpo. Pero, hoy, vamos a indagar más en su historia.
Siéntate en un lugar tranquilo, ponte una copa de Protos Crianza, y sumérgete en esta historia de grandes dioses.
Es hijo de Zeus y Sémele, aunque hay opiniones diferentes sobre su progenitora.
Siguiendo con lo contado por la mitología, Sémele era una mortal, hija del rey Cadmo de Tebas. Zeus, casado con Hera, se convirtió en mortal y tuvo una aventura con Sémele, que quedaría embarazada.
Hera se enteró tanto de la aventura como del estado de Sémele y decidió aparecerse a la chica con aspecto de anciana. La joven le contó que estaba embarazada de Zeus, sin saber que este era un Dios.
Hera le contó que su amado, en realidad era un dios y que, si le mostraba su aspecto real, era porque no le quería lo suficiente. Por ello, Sémele le pidió a Zeus que le mostrara su divinidad y, aunque se negó, terminó presentándose ante ella con sus vientos, truenos y rayos.
La joven murió carbonizada al instante, pero Zeus consiguió salvar al feto que llevaba en el vientre y se lo plantó en el muslo. Tres meses después, nacería el dios del vino, la diversión y el teatro: Dioniso.
Al nacer dos veces, una de ellas directamente de Zeus, se le considera un Dios y no un semi-Dios.
Hera, enterada del nacimiento del pequeño, se propuso acabar con él. Por ello, Zeus le confió su protección a Hermes y este, a su vez, pidió al rey de Beocia, Atamante y su esposa Ino, hermana de Sémele, que cuidaran de Dioniso como si fuera una niña. Hay otras versiones que dicen que encomendaron el cuidado del bebé a las ninfas de la lluvia de Nisa, a Perséfone o a Rea, la madre de Zeus.
Cuando Dioniso creció, descubrió la cultura del vino y la forma de extraer su precioso jugo, pero Hera hizo que se volviese loco y le hizo vagar por diversas partes de la tierra. Su abuela, Rea o Cibeles le curó y le enseñó ritos religiosos que le llevaron a hacer un viaje por todo Asia Menor, donde enseñaría a la gente a cultivar la vid y a producir la bebida.
En este viaje, se hizo famoso por ser inspirador de la locura y el éxtasis y que practicó a lo largo de su peregrinación con su séquito de Ménades, que eran, según la mitología, seres femeninos divinos en estado salvaje y de vida enajenada con las que era imposible razonar.
Para los romanos, Dioniso se llamaba Baco. Representado como un dios esbelto y poderoso, se le asociaba en bastantes representaciones con los viñedos. Su popularidad entre los romanos fue tal debido al amor que profesaba esta sociedad por el vino. Era un dios que llamaba a la embriaguez y a éxtasis.
Pero, la fama le duró poco tiempo y, generaciones posteriores, Baco fue representado como un dios obeso vinculado a todo tipo de fiestas y bacanales.
Las Dionisias rurales
Aún así, Dioniso siempre ha sido un Dios muy honrado por la población griega: en los pueblos, realizaban festividades en el mes de Poseidón (lo que para nosotros es diciembre) llamadas ‘Dionisias rurales’.
Buscaban honrar a Dioniso y agradecerle por la fertilidad de las tierras, por lo que eran muy bien recibidas por los agricultores, que creían que, al participar en ellas, se aseguraban una buena cosecha y la prosperidad de sus tierras.
Para su celebración, se llevaban a cabo numerosos rituales, procesiones, danzas, sacrificios de animales y representaciones teatrales. Incluso se dice que gracias al culto a Dioniso surgió el género teatral y sus representaciones.
Es destacable que, durante las procesiones, los participantes transportaban una figura representativa de Dioniso, recorriendo los campos y viñedos para bañar a las tierras de su bendición y pidiendo la protección del dios para los cultivos y el ganado.
Los antiguos griegos consideraban que el vino era capaz de acercar a los humanos a los Dioses. Era un deleite para los mortales pues traía alegrías y sueños y alejaba a los males cotidianos.
Por ello, consideraban que era una bebida que podría llevarte al éxtasis y a la elevación espiritual y lo relacionaban directamente con la figura de Dioniso. De ahí, que siempre quisieran rendirle homenajes.