El Titanic: Una lujosa bodega flotante

El Titanic: Una lujosa bodega flotante

Seguro que conocéis la historia del Titanic, el famoso transatlántico británico que zarpó de Southampton hacia Nueva York el 10 de abril de 1912. Sin embargo, pocos saben que, entre vajillas interminables, enseres personales y elementos lujosos de primera clase, se encontraba una carta selecta de vinos. El Titanic fue una bodega flotante: 1.500 botellas.

Cinco días después de ser fletado, el Titanic chocó con un iceberg y se hundió en el Atlántico Norte. No se conocía el lugar de hundimiento hasta que, en 1985, Robert Ballard descubrió los restos del naufragio a 3.784 metros de profundidad. Desde entonces, se han realizado diversas expediciones en busca de tesoros escondidos.

Para nosotros, el mayor tesoro que pudieron encontrar fue su gran bodega en perfecto estado. ¡Una gran cantidad de botellas de vino que han resistido más de un siglo en las profundidades del océano! ¿Queréis enteraros de qué vinos se servían a bordo del Titanic? ¿O de cómo han logrado conservarse bajo el agua? ¡Pues quédate a leer el artículo!

Los vinos que viajaron a bordo del Titanic

El Titanic, símbolo del lujo en la era dorada de los viajes transatlánticos, no solo ofrecía un menú exquisito, sino también una selecta carta de vinos para sus pasajeros de primera clase. Según los historiadores, en su bodega se almacenaban champagnes, espumosos, vinos tintos, blancos y vinos de postre, procedentes de algunas de las mejores regiones vinícolas del mundo.

Champagnes y espumosos en el Titanic

Entre las marcas más exclusivas de champagne y espumosos que se servían a bordo se encontraban Veuve Clicquot, Heidsieck, Juglar y Henri Abelé. Como curiosidad, casi un siglo después del naufragio, la Fundación Titanic eligió el Champagne Henri Abelé para conmemorar el centenario del hundimiento y lanzaron una edición especial que se regaló a, entre otros, los protagonistas de la película Titanic.

Vinos tintos y blancos: una selección internacional

El Titanic no solo ofrecía champán, sino que también contaba con una amplia bodega de vinos tintos y blancos de origen francés, italiano, alemán, portugués y español. ¡Sí, como lo lees! Entre los vinos españoles a bordo destacaban etiquetas como los vinos de Jerez.

Si Bodegas Protos hubiera nacido 15 años antes, estamos seguros de que sus tintos de Ribera del Duero habrían sido protagonistas en la carta del Titanic. ¿Te imaginas a los pasajeros disfrutando de una copa de Protos Gran Reserva mientras navegaban por el Atlántico? ¡Nosotros sí!

Vinos de postre: el favorito de la realeza europea

En el Titanic, también, se servían vinos de postre, entre ellos el exclusivo bermet serbio, un vino muy apreciado por la realeza europea gracias a su proceso de fermentación único, en el que se añaden hierbas curativas y especias exclusivas de la región de Fruska Gora.

Pero la experiencia de beber vino en el Titanic iba más allá de la selección: la primera clase contaba con un equipo de sommeliers a bordo, encargados de asesorar y servir los maridajes perfectos para cada plato del menú.

El hallazgo de los vinos en el fondo del océano

Cuando el Titanic se hundió en 1912, también lo hicieron 1.500 botellas de vino que formaban parte de la lujosa bodega del transatlántico. Un siglo después, los oceanógrafos descubrieron que muchas de estas botellas permanecían prácticamente intactas en el fondo del Atlántico.

Los restos del transatlántico reposan a casi 4.000 metros de profundidad en el Atlántico Norte. En concreto, a 740 kilómetros de distancia de Newfoundland (Terranova), una isla canadiense. En el fondo marino, además de no entrar la luz solar, las temperaturas son extremadamente bajas. Estas condiciones ralentizan el proceso de oxidación y deterioro de los compuestos del vino.

Por otro lado, la presión existente en el fondo del mar es un factor clave. El vidrio de las botellas llegó a astillarse y parte de los cierres se perdieron, permitiendo que el agua se infiltrara e igualara la presión interna con la externa.

A estas condiciones también fueron expuestos cuatro vinos de Protos en colaboración con la Universidad de Alicante: Protos Verdejo, Protos Crianza, Protos’27 y Protos Reserva.

Todos ellos estuvieron sumergidos seis meses en las costas de Alicante, a una profundidad de 28 metros, en jaulones standard de bodega, insertados dentro de unos silos de hormigón con orificios laterales que permitían la entrada de agua, simulando un entorno marino controlado.

¿Quieres descubrir los resultados de esta innovadora técnica de envejecimiento? Te lo contamos en nuestro artículo: «Protos cata sus primeros vinos submarinos».

El hundimiento del Titanic fue una de las mayores tragedias marítimas de la historia. Se perdieron casi 1.500 vidas. Sin embargo, más de un siglo después, los restos del transatlántico nos han dejado grandes descubrimientos en el mundo del vino: han permitido descubrir que puede conservarse en condiciones extremas. Lo que en su día fue una exclusiva bodega de lujo en alta mar, hoy es un testimonio del paso del tiempo y del impacto que el entorno puede tener en la maduración del vino.

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