Hemos hablado en varias ocasiones de la historia del vino y en el post de hoy, queremos hablar de cuál es el vino más antiguo del mundo o, por lo menos, del que se tiene constancia a día de hoy.
Se trata del vino de Speyer. Un vino que se encuentra en el Museo Histórico de Palatinado de Espira en Alemania y que ha causado grandes debates y mucha fascinación al mundo científico.
Sigue leyendo y te diremos por qué…
Si echamos la vista atrás, el primer registro disponible que se tiene de producción de vino está ubicado en Georgia, y se estima que su elaboración data del 6.000 a.C. Pero, aunque existen claras evidencias, en la actualidad, no se conserva ningún ejemplar.
Sin embargo, sí que contamos con una botella de vino hallada en la ciudad alemana de Espira, considerada como: el vino más antiguo del mundo.
A este vino, también, se le conoce como Römerwein y fue en el año 1867 cuando se encontró durante una excavación en una tumba romana en la región de Renania- Palatinado del país germano.
El vino de Speyer tiene más de 1.600 años de antigüedad. Su producción data entre los años 325 y 359.
Como comentábamos, la botella fue encontrada en una tumba romana. Allí, se creía que allí estaba enterrado un noble romano, pero lo que no suponían es que, junto al cuerpo, se encontraría una mujer y varias botellas de vino, de las que solo sobrevivió una.
Desde ese momento, la ciudad de Espira despertó la curiosidad de científicos, investigadores e historiadores.
El vino más antiguo del mundo se conserva en una botella de vidrio, que contiene 1,5 litros de vino. Los estudiosos aseguran que persiste una pequeña dosis de alcohol etílico en la botella y que, en cambio, el etanol se ha perdido. Además, consideran que el vino estaba macerado con diferentes hierbas.
El método por el que se ha conservado el contenido es gracias a una mezcla espesa de aceite de oliva y un sello de cara gruesa que cerraba la botella.
Han surgido durante estos años un gran debate sobre la posibilidad de abrir o no el vino de Speyer. Muchos científicos intentaron obtener permiso para poder analizar bien su contenido. Sin embargo, a día de hoy, el vino continúa cerrado herméticamente ya que uno de los mayores miedos es dañar el contenido porque no se sabe cómo interactuara el vino con el ambiente.
Sin saber bien qué es lo que pasaría con este líquido expuesto al aire, lo que si coinciden la mayoría de los científicos es que sí se podría beber sin que esto causara ningún daño para la salud. Eso sí, seguro que no nos gustaría su sabor un tanto extraño. 😉