La tecnología de los últimos años se caracteriza por lo que algunos llaman “Revolución 4.0” o cuarta revolución industrial. Es un hecho que vivimos en la época de la digitalización de las bodegas.
Esta nueva etapa de avances comprende tecnologías como el Big Data, la computación en la nube, el IoT y la Inteligencia Artificial.
Herramientas que sin duda facilitan el trabajo a prácticamente cualquier sector y tienen infinidad de aplicaciones.
Hoy, en el blog de Protos, te explicamos en qué consisten.
El sector agrónomo, a pesar de su apariencia más “artesanal”, no es ajeno a todo esto, y va explorando estos métodos y adaptándolos a sus necesidades con paso firme a lo largo y ancho del país.
La práctica más extendida en esta digitalización del campo es la llamada agricultura de precisión: mediante drones, sistemas GPS y sensores de suelo -medidores de humedad, de PH, térmicos, etc- se obtienen radiografías completas de los cultivos.
En el caso de los drones, cuentan con cámaras multiespectrales, que permiten hacer diagnósticos de nivel de vigor, sanidad, condición de la tierra…
La novedad es que, si bien tradicionalmente estos datos se tomaban por parcelas, los drones nos permiten hacerlo planta por planta.
Toda esta información resulta muy útil para hacer tratamientos selectivos, vendimias zonificadas, o evitar la extensión de enfermedades fúngicas , plagas detectándolas rápidamente, multiplicando la eficiencia del cultivo y evitando gastos innecesarios en productos fitosanitarios, abonos , agua de riego…en conclusión , conseguir una mayor sostenibilidad y respeto con el medio ambiente y el ser humano reduciendo el consumo de recursos naturales, cada vez más escasos y persiguiendo en todo momento nuestro gran objetivo de ser sostenibles y ecológicos.
Un viticultor ya es capaz por su experiencia de acertar cómo va a ser la vendimia, cuántos kilos se van a sacar, etc.
Pero con estas herramientas podrá elaborar modelos predictivos con una precisión milimétrica, y tomar las decisiones adecuadas en base a esto.
Como explica Pablo Morán, de la empresa Agrodato, «es el propio agricultor quien tiene que interpretarlos después y actuar conforme a ellos».
Y señala que «esto ayuda a rebatir el mito de que la digitalización acabará con los agricultores, ya que las nuevas tecnologías son en primer lugar herramientas para ayudarnos, y no para sustituirnos».
Por los resultados obtenidos se puede vaticinar que la digitalización de las bodegas ya es un hecho y que está aquí para quedarse.