Comienza la época de vendimia.
Y una gran mayoría asocian esta fiesta de la uva con una actividad que se realiza durante el día… en las horas en las que impera la luz.
Sin embargo, existe otro tipo de vendimia… una en la que la luna es quien guía a los vendimiadores.
Hablamos de la vendimia nocturna.
Esta práctica se lleva realizando en España, desde hace más de 20 años.
En un principio, se realizaba de manera manual, pero en los últimos años, se lleva a cabo de manera mecanizada. ¿Los motivos? la poca luz hace más complicado el trabajo manual a los vendimiadores.
La vendimia nocturna se realiza en las zonas en las que hay una diferencia de temperatura muy variable del día a la noche ya que las bajas temperaturas son las que ayudan a que la uva esté más dura y más fresca.
Especialmente recomendada para las uvas blancas, ya que son uvas más sensibles a la exposición solar pueden tener una piel mucho más delicada que otras uvas.
Durante el día, dada las altas temperaturas, la uva sufre más, ya que el calor dilata la piel de la uva y ésta puede llegar a quebrarse. Por la noche, se evita que el calor provoque la oxidación de la uva. De esta manera se mantiene su potencial organoléptico cuando llegan a la bodega.
Algunas zonas como la Denominación de Origen Rueda realizan la recogida de la uva, de noche. Además, esta práctica solo se puede hacer en viñedos en espaldera.
En resumen, la vendimia nocturna ayuda a conseguir vinos de mayor calidad, ya que se trabaja con uvas más sanas y frescas, se evitan fermentaciones descontroladas y se conservan mejor los aromas varietales.
En definitiva, dos modos distintos de vendimiar, la vendimia diurna y la nocturna, pero ambas con un mismo fin: conseguir los mejores racimos para elaborar vinos de una gran calidad.